Ampliar la Dieta de los Niños
Nota del Editor: Agradecemos al Dr. Morris habernos dado permiso para reimprimir este artículo del sitio web de New Visions.Recomendaría ampliamente a los lectores que visitaran este sitio para encontrar otros artículos y recursos maravillosos sobre alimentación.
LOS PROBLEMAS
Los niños con dificultades de alimentación debido a causas sensoriales, limitan con frecuencia los tipos de comida y líquidos que están dispuestos a consumir. Los problemas con la regulación y el recelo sensoriales conducen hacia muchas sorpresas desagradables que se asocian con la comida y las horas para comer.
LOS PRINCIPIOS
Los niños necesitan aprender acerca de los nuevos alimentos de una manera que no les resulte amenazadora. Necesitan una gran cantidad de exposición a la comida antes de que puedan considerar probarla o comerla. Las horas de la comida se asocian frecuentemente con las expectativas para comer y beber. Muchos niños están en guardia o gastan gran cantidad de energía protegiéndose a sí mismos de las nuevas experiencias sensoriales que sienten peligrosas. El confort y la seguridad son los aspectos más importantes de la hora de la comida. Cuando los niños se sienten seguros y confortables, estarán más dispuestos a arriesgarse y a participar en nuevas experiencias.
Los sentimientos de confort y seguridad se basan en un procesamiento sensorial adecuado y en un confort gastrointestinal. Cuando estas dos áreas no funcionan de manera eficiente, los niños gastarán mayor energía protegiéndose a sí mismos que aprendiendo acerca de nuevos alimentos. Limitarán su elección de alimentos a un grupo reducido de comidas familiares que hayan experimentado como “seguras”. Los programas de las horas de comida que tienen éxito incorporan estrategias globales para mejorar el procesamiento sensorial y la integración, así como para reducir el flujo gastrointestinal y la incomodidad.
La nutrición adecuada proviene de comer una amplia variedad de alimentos. Los programas de las horas de comida que colocan un foco mayor en ampliar las selecciones de dieta más que en incrementar la cantidad de dieta, tendrán un mayor éxito a largo plazo.
LAS DIRECTRICES
Incorporar Estrategias para Normalizar el Procesamiento Sensorial Antes y Durante los Encuentros con la Comida
Las actividades que proporcionan tipos específicos de información sensorial pueden apoyar la organización sensorial y reducir el recelo sensorial. Esto incluye el movimiento en el espacio o la información vestibular. Cantar en voz baja, por ejemplo, puede utilizar como una transición entre actividades más activas, antes de las horas de comida o actividades como cepillarse los dientes para prevenir el recelo sensorial y la sobre carga, y como una actividad silenciosa de organización cuando un niño está escuchando una historia o recibiendo alimentación por un tubo.
Saltar y rebotar también proporcionan información vestibular. Además, proporcionan la información sensorial a las articulaciones que se llama estimulación proprioceptiva. La información proprioceptiva es organizativa para muchos niños, y puede ayudar a reducir el recelo sensorial cuando se proporcione antes de la exploración de alimentos y horas de comida. También ayuda a los niños que tienen bajo tono y reducida estabilidad en la postura al obtener mayor firmeza para lograr movimientos más controlados. Otras actividades que proporcionan información sólida en las articulaciones y músculos incluyen el empujar (el columpio, una carretilla o silla de bebé), cargar (cajas, ropa sucia, almohadas), volteretas, colgarse cabeza abajo, escalar colinas o escaleras y marchar.
Los abrazos firmes y esconderse debajo de pilas de almohadas proporcionan la información sensorial a la piel, conocida como información de presión táctil profunda. Armar alborotos, envolverse en una sábana y dormir bajo pilas de colchas también proporcionan este tipo de estimulación sensorial.
Algunos tipos específicos de sonidos y de música también son altamente organizadores para el sistema nervioso. La utilización de música que contiene ritmos binaurales específicos conocida como Hemi-Sync, ha sido particularmente útil para los niños con dificultades de procesamiento sensorial. Cuando este tipo de música es usado en el trasfondo durante la exploración sensorial y las horas de comida, muchos niños experimentan una atención más localizada, un reducido celo sensorial y una gran apertura a nuevas experiencias.
Observe al niño cuidadosamente cuando introduzca estos tipos de estimulación. La estimulación sensorial nunca deberá imponerse a un niño. Algunos niños se vuelven más desorganizados con la información vestibular y no les gusta girar ni rebotar. A otros les falta el control motor global para involucrarse en actividades generadas por sí mismos que proporcionan sólida información a las articulaciones y músculos. En cambio, otros encuentran que la música de fondo los distrae o desorienta. Observe los tipos de actividades que el niño busca y disfruta. Amplíe las maneras en las que el niño puede recibir estos tipos de información sensorial asociada con estas actividades. Introduzca las actividades sensoriales en momentos específicos del día como una dieta sensorial que puede ayudar al niño a lograr y mantener un confort sensorial mayor durante el día. Mientras el sistema sensorial funcione de manera más normal, los niños estarán más abiertos a hacer nuevos descubrimientos acerca de las sensaciones que acompañan a comer y beber.
Construya A Partir de lo que el Niño Sabe y Acepta
Haga una lista de los alimentos y líquidos que el niño acepta y que le gustan actualmente. Organícelos por propiedades sensoriales, tales como gusto, textura, color u olor. Por ejemplo, ¿el niño come fundamentalmente comidas que son crujientes? ¿Comidas que tienen un sabor fuerte? ¿Comidas que son sosas? ¿Comidas que son dulces? ¿Comidas que son suaves? ¿Comidas con colores similares?
Haga una lista de otros alimentos en las mismas categorías. Por ejemplo, un niño que come papas fritas y pretzels puede aceptar otras comidas crujientes y saladas con mayor facilidad que los alimentos suaves o sosos. Las frituras de maíz pueden incluirse a la dieta. El pan podría introducirse como pan tostado, o podrían crearse emparedados con frituras de maíz antes que con pan suave.
Un niño que come alimentos suaves tales como purés de manzana o bananas puede aceptar otras frutas blancas como peras mezcladas con bananas y piña de manera más fácil que a los ejotes. En este ejemplo las peras están en el grupo de la fruta blanca y dulce. El principal cambio está en una ligera diferencia en el gusto dulce. Los ejotes son muy diferentes tanto en color como en sabor y pueden representar un cambio demasiado drástico para el niño muy sensible o suspicaz.
Cree combinaciones nuevas de dos comidas que al niño generalmente le gusten y acepte. Por ejemplo, a un niño que le guste el maíz tostado, las frituras de maíz y el queso, podría aceptar maíz tostado con queso derretido o nachos (queso derretido sobre frituras de maíz grandes). Al niño que le guste el sabor del puré de mango dulce y de durazno, puede disfrutar de una combinación de mango y durazno.
Haga Cambios Muy Pequeños Conforme se Introduzcan Nuevos Alimentos
Los cambios pequeños y graduales siempre son más fáciles de aceptar que los grandes o repentinos. Nosotros experimentamos estas directrices en todas las áreas de nuestras vidas. Cuando hay cambios en las propiedades sensoriales de la comida (p. Ej. Color, sabor, textura, olor y temperatura) demasiado rápidos, muchos niños ¡“simplemente dirán NO”! Para prevenir que esto suceda y apoyar el éxito del niño, haga cambios muy pequeños en los nuevos alimentos que ofrezca.
Uno de los cambios más simples es introducir una nueva marca o variedad de una comida que el niño acepte. Hay muy pocas diferencias en el sabor o textura de diferentes marcas. Pueden ser muy sutiles o muy notables para un niño específico.
Introduzca diferentes tipos de comida que acepte el niño. El queso amarillo podría ser cheddar ligero, cheddar mediano, cheddar normal, colby o longhorn. El queso blanco podría ser suizo, gruyere o mozzarella. Las manzanas se ofrecen en variedades dulces, agrias, duras y suaves. El puré de manzana puede ser endulzado, sin endulzar y con sabor a canela. Los pretzels pueden ser largos y delgados, cortos y gruesos o redondos.
Tienda puentes hacia alimentos totalmente nuevos basados en sabor, textura y color. Por ejemplo, una manzana amarilla y una pera amarilla tienen muchas similitudes pero también unas cuantas diferencias importantes en sabor y textura. A un niño que come manzanas le podrá ser más fácil cambiar a peras que a fresas. Un niño que come yogurt de fresa puede cambiar con más facilidad a un yogurt de frambuesa.
Desarrolle Familiaridad con Nuevas Sensaciones y Nuevos Alimentos mediante el Juego
Los niños aprenden a ser amigos con nuevos alimentos jugando con ellos. Cuando revuelven, dan palmadas, untan, vierten y hacen diseños con una comida que no les es familiar, experimentan las cualidades sensoriales de dicha comida. ¿De qué color es? ¿A qué huele? ¿Qué se siente tenerlo en las manos? ¿Es suave o tiene alguna otra textura? ¿Es húmedo o seco? Pueden agregar otras sensaciones a sus juegos al chuparse un dedo o tomar una probadita de la cuchara que se usa para revolverlo. Gradualmente desarrollan la comodidad para explorar la comida con la boca conforme empiezan a comer pequeñas cantidades.
Cuando se separa el juego con alimentos de la comida de los niños, éstos saben que no se espera que prueben o coman ese alimento. Esto les da confianza y una mayor disposición para experimentar la comida de otras maneras. El juego con alimentos puede empezar con comida simulada, como una manzana de plástico suave, o rebanadas de pan y queso de pláticos. El niño puede explorar tales alimentos con los labios y la garganta o pretender alimentar con ellos a una muñeca o a un oso de peluche. Pueden introducirse una manzana, pan o queso reales en el juego conforme el niño se sienta más confortable y acepte mejor la comida real. Las tiras o cubos pequeños de queso pueden volverse los ojos, la nariz, la boca y el pelo sobre la cara de manzana o de una pieza de pan. Se puede sacar un bote de un pepino o calabaza con un niño mayor. El énfasis se hace por entero en la familiarización que viene por medio del juego. Si el adulto trata de convencer a los niños de tomar un pedazo de comida, pueden volverse suspicaces de que el adulto tenga otro motivo. Empiezan a percibir la situación como otro truco para hacerlos comer en lugar de que sea una exploración gozosa de alimentos.
Algunos niños necesitan la oportunidad de revolver y mezclar la comida así como de untarla en la charola de la silla alta como preparativo para tomar una cuchara entera. Las pequeñas cantidades de alimentos a las horas de comida son muy apropiadas para los niños pequeños que perdieron esta etapa de desarrollo cuando eran infantes. Una vez que el niño se ha familiarizado con el alimento mediante el juego, lo introduce como parte de la comida.
Ayude a los Niños a Sentirse Física y Emocionalmente Seguros con los Alimentos con Textura
Los alimentos grumosos o sólidos que deben masticarse pueden ser muy atemorizantes para los niños. Conforme se vuelven más temerosos y sienten la presión de los adultos, incrementan la tensión en la cara y en la boca. Aprietan la quijada o retiran la lengua. Pueden abrir la boca un poco. Pueden quedarse congelados y detener el movimiento de la lengua tan pronto como sienten que la comida la toca. La tensión y la falta de movimiento de la boca incrementan la incomodidad sensorial del niño. Algunas piezas de comida pueden quedar en el fondo de la lengua y provocar náuseas. Al niño le da pánico y decide que este tipo de comida es peligrosa y debe evitarse en el futuro.
Por lo general, los infantes en desarrollo pasan muchos meses explorando los juguetes con la boca. Sienten la firmeza del juguete mordiéndolo repetidamente. Sienten la forma y el tamaño con los labios y la lengua. Conforme aprenden a empujar el juguete en la boca con la lengua, discriminan las irregularidades en la textura de la superficie. Conforme hacen esto, se sienten muy seguros debido a que las irregularidades no se caen. No tienen que ser manipuladas en la boca y tragadas. Cuando encuentran una irregularidad en la comida o muerden un pedazo de galleta o de queso, ya han experimentado con las texturas en los juguetes, así que no tienen miedo. Saben que pueden manejar la nueva experiencia con los alimentos.
Es importante para los niños con dificultades de alimentación tener experiencia al explorar juguetes u objetos con la boca. Muchos niños pierden esta etapa de desarrollo infantil. Pueden evitar morder sus manos o juguetes debido a que se siente incómodo con la estimulación bucal. O pueden involucrarse en una actividad bucal más generalizada y al azar que no incluya la exploración con una mayor conciencia sensorial.
Los niños necesitan saber que pueden sacar pedazos de comida de sus bocas. Los adultos pueden ayudarlos usando sus dedos para remover un pedazo de comida, aprender a escupir la comida en un recipiente con un buen control de labios y lengua, y reunir pequeños pedazos de comida utilizando comida suave que los una o los pegue. El puré de manzana suave puede unirse con puré de manzana macizo. La salsa licuada de spaghetti podría usarse para unir pedazos de pasta que se adhieran a la lengua. Algunos niños aprenden a limpiar sus bocas tomando pequeños sorbos de bebidas entre las mordidas.
Muchos niños pueden aprender a morder pedazos de comidas y escupirlos inmediatamente. Conforme esto se vuelve confortable, puede progresar a sostener la comida en la boca o a moverla en su interior antes de escupirla. De manera gradual aprenderán a masticarla brevemente sin tragarla y después a tragar pequeñas cantidades conforme mastican. Por medio de la confianza, el confort y la experiencia, dominan la manera de masticar y tragar alimentos fácilmente y de manera independiente.
Cuando los niños saben que pueden sacar la comida de la boca cuando así lo necesitan, estarán más dispuestos a ponérsela en la boca. Si se sienten amenazados o inseguros, lucharán contra cualquier intento de poner la cuchara o la comida en su boca.
Desarrollo Aceptación por medio de Exposición Gradual Repetida a la Comida
Todos los niños necesitan exposición repetida a comida nueva antes de sentirse a gusto comiéndola. Algunos estudios han demostrado que los niños sin una historia de dificultades de alimentación son más propensos a comer nuevas comidas que han visto o con las que han jugado durante muchas veces. Ven la comida en el plato de alguien más o en un recipiente para servir. La huelen mientras se está cocinando y mientras están sentados a la mesa. Pueden jugar con macarrones y queso en la charola de la silla alta o perseguir piezas de zanahoria por todo el plato con un dedo mucho tiempo antes de que consideren colocar esa comida extraña en su boca.
Algunos niños necesitan comenzar a escuchar una historia o mirar un libro con ilustraciones acerca de la comida. Otros pueden tener problemas al estar en el mismo cuarto que la comida. Pueden haber desarrollado unas respuestas de tanta aversión que gritarán o vomitarán tan pronto como huelan o vean la comida. Es importante identificar el tipo de relación con la nueva comida que el niño sienta como segura para incrementar lentamente el involucramiento del niño con la comida. Algunos niños se enojan y quieren dejar la mesa si se colocan nuevos alimentos enfrente de ellos. Si la comida está en el otro extremo de la mesa, está bien. De manera gradual la comida puede acercarse más y más hasta que esté en un plato enfrente del niño. Conforme esto se acepte, la comida puede colocarse en el plato del niño. Esta progresión tiene por lo general más éxito si la comida se ha incluido en el juego con alimentos que se separa de las horas de comida del niño. Introduzca un nuevo alimento en la comida después de que el niño haya explorado algunos de sus aspectos durante el juego y exploración de alimentos. Por ejemplo, rebanar peras en la comida puede seguir al juego con botes hechos mitad de peras que floten en la bañera.
Muchos adultos ofrecerán al niño nuevos alimentos una o dos veces. Cuando el niño se niegue a comerlos, los alimentos se colocan en la lista de aquellos que no le gustan y nunca se vuelve a ofrecer. Como esto sucede cuando la mayoría de los alimentos son presentados, la lista de posibles alimentos se reduce, y el niño y el padre se quedan con una dieta de 4 o 5 alimentos que son aceptables. Cuando se ofrece la comida muchas veces sin la presión de comerla, el niño se familiariza con su vista, olor, textura y sabor. La curiosidad y el hambre pueden alentar al niño a morder algunas veces y a incorporar eventualmente la comida en una dieta más amplia.
Desarrollo del Interés y el Involucramiento con la Preparación de Alimentos y Comidas
A los niños pequeños les encanta imitar a sus padres conforme limpian la mesa, aspiran el piso, baten una masa de pastel o apilan la ropa sucia. Cuando los niños son precavidos o sospechan de nuevos alimentos, puede evitar la cocina y perderse muchos aspectos de la preparación de alimentos y comidas. Esto puede ocurrir debido a que los olores de la cocina son ofensivos para ellos o porque los niños tienen miedo de que los adultos los presionen a probar o comer los alimentos.
Incluso los niños muy pequeños pueden llevar su plato o tazón a la mesa a la hora del almuerzo o llevar el tazón al fregadero o lavadora de platos de la cocina cuando han terminado de comer. Esto los ayuda a entender de dónde vienen los alimentos y que la comida tiene un principio y un final claro. Al principio de la comida, el niño puede servir el alimento de un platón o de una jarra a su propio tazón. Los niños mayores pueden ayudar a cocinar la comida para la familia, plantar vegetales en el jardín o cultivar hierbas en una maceta pequeña en la ventana. Cuidar a las plantas y ver cómo crecen las verduras crea un interés más sólido en cocinar y comer los alimentos.
Ofrezca Alimentos con Alto Valor Nutricional
Los niños con problemas de alimentación basados en los sentidos por lo general son quisquillosos para comer y consumirán sólo un número reducido de alimentos. Pueden quedarse limitados a comer alimentos con características sensoriales o nutricionales similares. Por ejemplo, un niño puede beber leche y comer yogurt y queso, limitando su consumo a productos derivados de la leche. Otro niño puede vivir con galletas, pan y arroz blanco, una dieta muy limitada de carbohidratos. Las frutas y vegetales se pierden con frecuencia de las dietas de los niños. Debido a que a muchos niños les gustan los sabores dulces, los padres les ofrecen postres con dulce y azúcar para convencer a los niños a comer o a aprender a masticar. Debido a que los niños con problemas sensoriales tienen dificultad con el cambio, pueden volverse adictos a estas comidas super dulces con facilidad y rechazan alimentos más nutritivos. Si el niño prefiere alimentos más dulces, comience con vegetales como zanahorias o papas dulces, o bien añada miel a algunas verduras, frutas o cereales. Esto ofrece un edulcorante que proporciona tanto nutrientes como calorías de alta calidad. A algunos niños les gustan los sabores intensos proporcionados por las bebidas carbonatadas. En lugar de darle al niño un refresco de soda, mezcle su jugo de frutas favorito con agua mineral carbonatada. Se pueden humedecer pedazos de vegetales o de carne en condimentos tales como salsa de barbacoa, aderezo de ensaladas o salsa. Los niños pueden masticar tiras crujientes de zanahoria o pepinillos al inicio de la comida para despertar el apetito. Pueden añadirse hierbas y especias a los alimentos para incrementar la intensidad de su información sensorial. Los niños necesitan diversidad en su dieta para obtener las calorías y nutrientes necesarios para el crecimiento. Se pueden agregar suplementos alimenticios a la dieta con la guía de una nutricionista o médico calificado. Los suplementos alimenticios de alta calidad, tales como la fruta deshidratada y el polvo de verdura, pueden mezclarse con alimentos que el niño acepte.