Desarrollo, aprendizaje y neuroplasticidad
Sherrington en 1897 introdujo el término “sinapsis” y que llevó al término plasticidad sináptica para describir los cambios en las propiedades funcionales de una sinapsis como resultado de su actividad. (24) Se ha propuesto que la información puede almacenarse mediante cambios en la eficiencia de la comunicación sináptica. (25)
El aprendizaje se puede describir como el mecanismo a través del cual se adquiere información nueva acerca del ambiente, y la memoria como el mecanismo por el cual ese conocimiento se retiene. Se ha dividido la memoria en aquella explícita, definida como la involucrada en el recuerdo conciente de información que se puede transformar y comunicar en palabras, y la memoria implícita, caracterizada por el recuerdo no conciente de capacidades como habilidades motoras (andar en bicicleta). La memoria explícita depende de la integridad del lóbulo temporal y de estructuras diencefálicas como el hipocampo, subiculum y corteza entorinal. La memoria implícita incluye formas simples de memoria asociativa como condicionamiento clásico, y no asociativas como la habituación, que depende de la integridad del cerebelo y ganglios basales. (26)
Aunque varias estructuras encefálicas juegan un rol en la consolidación de formas de aprendizaje y/o memoria, desde las observaciones realizadas en el paciente H.M., cuyos hipocampos fueron removidos bilateralmente como tratamiento para su epilepsia, se ha reconocido que el hipocampo tiene un rol fundamental en la formación de la memoria declarativa, especialmente para síntesis de la memoria semántica y episódica. (27) Se acepta ampliamente que la formación de la memoria es dependiente de los cambios en eficacia sináptica que permiten el refuerzo de asociaciones entre las neuronas; de hecho, la plasticidad sináptica actividad-dependiente, en las sinapsis apropiadas durante la formación de la memoria, se cree necesaria y suficiente a la vez para el almacenaje de la información.
Ha sido difícil entender el mecanismo por el cual se puede alcanzar la consolidación de conexiones sinápticas, destacando en este esfuerzo el modelo de potenciación a largo plazo, relacionado a activación de receptores NMDA (N-metil-D-aspartato) y receptores metabotrópicos (receptores acoplados a proteínas G las cuales activan o desactivan la síntesis de segundos mensajeros) de glutamato.
Se pueden diferenciar por lo menos dos componentes de memoria: memoria de corto plazo, (de trabajo) de algunas horas de duración, y memoria a largo plazo, que persiste por varios días y a menudo mucho tiempo. En el nivel celular, el almacenaje de la memoria a largo plazo se asocia a la expresión de genes, síntesis de proteínas, y formación de nuevas conexiones sinápticas. (28)
Período vulnerable, periodo crítico y ventanas de oportunidad
La etapa de crecimiento y maduración acelerada del sistema nervioso central (SNC) se considera un “período vulnerable” a una serie de noxas, que al actuar van a producir patrones de daño especiales, diferentes a lo que se puede encontrar en un cerebro maduro sometido a las mismas. El resultado puede ser, como en el adulto, la pérdida de funciones adquiridas, pero con mucha mayor frecuencia la no adquisición, retraso, o desviación en la adquisición de habilidades.
El desarrollo secuencial y ordenado del sistema nervioso da origen a otro concepto fundamental, el de “períodos críticos” o, como se prefiere denominar, “períodos sensibles”. Este concepto se refiere a la existencia momentos determinados en la maduración del sistema nervioso en que se establecen las condiciones para lograr una determinada función. Si las estructuras relacionadas a una función se mantienen privadas de las influencias ambientales necesarias para su desarrollo, esta función no se logra en la forma adecuada, incluso si estas influencias logran ejercer su acción en un período posterior. Este conocimiento emergió de estudios clásicos que demostraron que si se tapaba un ojo de un gatito durante sus primeras semanas de vida, se provocaba la pérdida irreversible de la visión de ese ojo debido a la disminución de entradas sinápticas a las neuronas corticales desde el tálamo. (29) Este tema ha recibido gran atención, no sólo de la comunidad científica, sino también de parte de los medios y la comunidad en general, desarrollando el término relacionado de “ventanas de oportunidad”, con importantes implicancias desde el punto de vista educacional a nivel escolar y especialmente preescolar. Un aspecto bien estudiado se relaciona a la adquisición del lenguaje. El aprendizaje de un idioma extranjero como segunda lengua materna es posible sólo hasta antes de la pubertad (período ventana). Posteriormente el aprendizaje es posible, pero con errores gramaticales y dificultad en el acento. Las exploraciones con Tomografía de emisión de positrones (PET) han demostrado que si un niño crece aprendiendo dos idiomas, toda la actividad lingüística se ubica en la misma área del cerebro. Los niños que aprenden un segundo lenguaje más tardíamente muestran dos focos de actividad. (30) En personas de habla inglesa los sonidos R y L se decodifican en partes separadas del cerebro, pero estos sonidos se procesan en la misma parte del cerebro en aquellos en cuya lengua materna (lenguas asiáticas) no distinguen entre estos fonemas. (31)
La posibilidad de inducir un mayor número de conexiones y sinapsis a través de técnicas de estimulación ha sido objeto de un amplio debate. Uno de los que ha recibido mayor atención es un programa de audición de música, específicamente de Mozart, aduciendo efectos positivos en las habilidades cognitivas y, por lo tanto, un mejor desempeño general del individuo frente a múltiples tareas. Una revisión reciente concluye que existe una mejoría específica en el desempeño de habilidades visoespaciales después de escuchar música de Mozart, pero tiene una corta duración y desaparición después de algunos minutos, (10-15 min.), (32) lo que desestimaría el uso comercial que promueve el rápido logro de una inteligencia superior.
Nutrición, desarrollo encefálico y estimulación temprana
Desnutrición calórico –proteica y deficiencias específicas.
La información más relevante sobre la relación entre desnutrición y desarrollo del cerebro se obtuvo de la investigación en ratas de laboratorio. La observación que el retraso del crecimiento del cerebro inducido por malnutrición calórico proteica (MCP) precoz no se recuperaba completamente con la subsecuente alimentación ad libitum (33, 34) dieron credibilidad a la hipótesis que un insulto alimenticio en el período crítico del crecimiento cerebral tiene efectos funcionales permanentes. Sin embargo, esta premisa se ha validado solamente en parte, fundamentalmente por la falta de seguimiento más prolongado. Aunque existe oportunidad para la recuperación, hay también evidencia de lesión cortical permanente. Se ha establecido disminución en la densidad y arborización de dendritas y tamaño de las células corticales. Los sistemas de neurotransmisores también se alteran permanentemente, como el número de receptores del noradrenalina. (32)
La validez de las observaciones en animales de laboratorio y generalización al desarrollo mental de niños desnutridos no ha sido fácil, y se han requerido múltiples estudios longitudinales para acumular evidencia al respecto, sin que todavía se logren respuestas definitivas.
Un estudio en Guatemala demostró que los adolescentes que habían recibido un suplemento de 11,5 gramos de proteína y 682 kilo calorías en período pre y postnatal, durante los primeros 24 meses de la vida lograron mejores resultados en pruebas del conocimiento, cálculo, lectura y vocabulario que aquellos que habían recibido un suplemento menor durante el mismo período, efecto beneficioso restringido a los niños en el nivel socioeconómico más bajo. (35)
Otro estudio se refiere a niños (n = 334) entre 6 y 60 meses provenientes de plantaciones rurales de té en Java, que participaron en un ensayo randomizado de suplemento energético. A los 8 años, sólo los niños que habían recibido el suplemento antes de los 18 meses mostraron mejores resultados que el grupo control, efecto restringido sólo a memoria de trabajo. (36) La suplementación nutricional iniciada a los 18 meses de edad tampoco mostró efectos positivos en un estudio en niños de talla baja en Jamaica, pero agregando estimulación psicomotora a la suplementación nutricional, a través de capacitación a la familia, se observó un aumento estadísticamente significativo en pruebas de inteligencia y de vocabulario respecto al grupo control sin intervención, pero menor comparados a los niños de talla normal. (37) Los niños que rindieron mejor en las pruebas tenían cuidadores con mejor cuociente intelectual verbal y mejor educación, lo que hace difícil distinguir de efectos biológicos relacionados al factor genético en la herencia de la inteligencia.
El acto de alimentar a un niño implica satisfacer su necesidad de nutrientes, pero también tiene una indudable connotación de satisfacción en la esfera emocional. Actualmente es necesario considerar los efectos de la desnutrición como uno de los determinantes del desarrollo, en un marco muy complejo de interacción de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Las alteraciones asociadas a desnutrición, como mayor número de hospitalizaciones, falta de actividad y consecuente alteración del vínculo madre – hijo, pueden tener efectos más importantes sobre el desarrollo cognitivo que la falta de nutrientes en sí misma, especialmente si se asocian a situaciones de negligencia o abuso infantil. Los datos disponibles apuntan a que mejores dietas en calidad y cantidad, junto con ambientes estimulantes y la satisfacción de necesidades básicas, podrían prevenir o minimizar los efectos tempranos de la desnutrición en el cerebro. (38)
Algunas deficiencias específicas
Es difícil aislar los efectos de nutrientes específicos debido a las asociaciones e interacciones entre los diversos componentes dietéticos.
Hierro
Una revisión de Cochrane en 2001 se centró en los ensayos placebo-controlados randomizados que examinaban el impacto de la terapia del hierro en el desarrollo en niños menores de 3 años portadores de anemia por deficiencia del hierro. (39) En ensayos de tratamiento a corto plazo con hierro, en 180 niños, no hubo diferencias en funcionamiento mental o motor. Un estudio, encontró, tras 4 meses de tratamiento con hierro, aumentos de 18 puntos en escalas mentales y motoras del Test de Bayley de desarrollo infantil. La mayoría de los investigadores han utilizado grupos control no anémicos, ya que no es ético dejar de tratar la anemia ferropriva. Estudios enfocados a la prevención han arrojado resultados contradictorios. (40)
Zinc
Una revisión de los ensayos publicados sobre los efectos del suplemento de Zinc sobre el comportamiento y desarrollo en edades desde fetal a escolares, mostró que los tres estudios que examinaron actividad reportaron aumento de la actividad relacionada al suplemento de Zinc. De los cinco estudios que examinaron el desarrollo del motor en lactantes y preescolares, tres no mostraron impacto sobre esta área y de cuatro estudios que examinaron el desarrollo mental, tres no encontraron ningún impacto de la suplementación del Zinc. En escolares, dos de tres estudios encontraron un impacto beneficioso en procesos de razonamiento. Se ha planteado que existiría una relación entre Zinc y procesos cognoscitivos en niños más vulnerables, pero se destaca la necesidad de investigación adicional en este aspecto. (41)
Ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y lactancia materna
Existe consenso sobre las indiscutibles ventajas de la lactancia natural en una variedad de aspectos del desarrollo del niño. Un aspecto estudiado es el aporte de ácidos grasos poliinsaturados. Se ha demostrado que los ácidos grasos poliinsaturados de cadena muy larga presentes en la leche materna se asocian a una mejor maduración de la agudeza visual. (42) Sin embargo, algunos de los beneficios en relación al desarrollo de la inteligencia requieren más estudios. En una revisión reciente, se identificaron 40 publicaciones pertinentes (1929 a 2001), de las cuales el 68% concluía que la lactancia natural promueve la inteligencia, pero se consideró que muchos tenían defectos metodológicos, y que la evidencia derivada de los dos estudios de alta más calidad (43, 44) es menos convincente respecto a este punto. (45)
Neurobiología del desarrollo motor
El desarrollo de la motricidad gruesa no requiere mayor estimulación del ambiente, por lo que su retraso se debe habitualmente a causas biológicas. Existe variación normal en la adquisición de los hitos del desarrollo, pero en el desarrollo motor grueso, como en la adquisición de la marcha, esta variación es menor que en otras áreas. Un estudio en 404 niños con retraso de la marcha mostró que un tercio de los niños que a los 18 meses no ha logrado dar 5 pasos en forma independiente, presentarán alguna patología. (46) En los niños con retraso de la marcha y antecedentes de haber sido recién nacidos pequeños para la edad gestacional o de haber requerido admisión a sala de cuidados especiales, la probabilidad aumenta al 56%, con la mitad de los casos diagnosticados como parálisis cerebral. (47) La displasia de caderas no retrasa la adquisición de hitos motores. (48)
Otras causas de retardo motor incluyen la parálisis cerebral en cualquiera de sus formas, las enfermedades neuromusculares, hidrocefalia, tumores -especialmente cerebelosos que alteran el desarrollo del equilibrio- y enfermedades degenerativas /metabólicas, como la ataxia - telangectasia o la leucodistrofia metacromática entre muchas otras.
Un desarrollo motor grueso dentro de lo esperado no es garantía de inteligencia normal a futuro. Los niños con retardo mental (RM), sin otras discapacidades, en general adquieren la marcha independiente a edades más tardías que los niños con inteligencia normal, pero dentro de cada nivel de RM existen niños que caminan a edades comparables a los normales. (49) Se ha reportado que sólo el 62,2 % de los niños con RM grave y 38 % de los con deficiencia moderada caminan después de los 12 meses, lo que demuestra que el desarrollo motor puede ser aparentemente normal el primer año de vida. (50)
Mucho más predictivo es el uso que hace el niño de sus manos en relación a la exploración del ambiente. La desaparición de los reflejos primitivos y la maduración de la función visual permiten al lactante el uso de sus manos, y alrededor de los tres meses, cuando lo cercano puede ser enfocado y logra recibir información simultánea de la vista y el tacto, se establece la base de las futuras habilidades visomotoras. Desde los 3 a los 6 meses progresivamente logra la prensión voluntaria y visualmente guiada, primero en el plano lateral y luego en la línea media. La dominancia (dexteridad o zurdera) no se desarrolla hasta después del primer año y está claramente definida sólo después de los 2 años. Un lactante que muestra una clara predilección por una de sus manos y cruza la línea media para tomar un objeto debe hacer pensar en una lesión motora como una hemiparesia.
La manipulación de objetos refleja la progresiva comprensión del mundo que lo rodea. A los 9 meses el niño examina los objetos en forma sistemática, gracias a la capacidad de procesar información en forma simultánea y no secuencial como anteriormente. Manifestaciones importantes de este desarrollo cognitivo son la aparición alrededor de los 9 meses del sentido de permanencia de los objetos que demuestra la representación simbólica de los objetos y la relación de causalidad.
Desarrollo de la comunicación y lenguaje
En esta área es donde el debate sobre la importancia relativa de mecanismos biológicos y ambientales en su desarrollo ha recibido mayor atención. La pregunta es en que medida habilidades cognitivas como el lenguaje son el resultado de estructuras y predisposiciones específicas y genéticamente codificadas.
Se ha planteado que si los cerebros de los niños están predispuestos en forma innata a aprender lenguaje, con la exposición adecuada todos los niños con cerebros normales deben, sin instrucción, aprender la lengua de una manera relativamente uniforme. Si esta hipótesis es correcta, la capacidad de adquirir lenguaje debe ser autónoma tanto funcional como anatómica de otras capacidades, y las lesiones del desarrollo o adquiridas pueden deteriorar o por el contrario preservar específicamente la capacidad de aprender lenguaje. Si se acepta la ponencia que la capacidad de aprendizaje del lenguaje no es innata, la instrucción debe ser necesaria para aprenderlo, el curso de la adquisición debiera variar considerablemente en cada persona (quizás en función de la calidad de la instrucción), no debiera haber período crítico para la adquisición, y no debe haber evidencia para la especificidad funcional o anatómica del lenguaje. (51)
Revisiones de estudios de familias, y meta-análisis han revelado que los factores hereditarios cumplen un importante rol en los trastornos específicos del lenguaje, en la dislexia y en el desarrollo del lenguaje escrito y hablado normal. (52)
El trastorno específico del lenguaje (TEL) es un trastorno del desarrollo definido clínicamente como incapacidad de adquirir o usar el lenguaje en forma adecuada, existiendo una educación formal y un ambiente favorable, y en ausencia de retraso mental, déficit motor o sensorial. El TEL afecta aproximadamente al 7% de los niños que entran a jardín infantil (53) y se asocia generalmente a resultados académicos pobres si no se resuelve. (54, 55)
Se acepta que la mayoría de las dislexias se relacionan a dificultades en el procesamiento del lenguaje, primariamente a nivel del procesamiento fonológico de los sonidos del habla, específicamente percepción o conciencia fonológica, que es la habilidad de reconocer y manipular la estructura de sonidos de las palabras. (56, 57)
Se ha descrito alteración de la actividad cerebral durante la lectura en niños y adultos disléxicos, (58, 59) sin embargo se ha reportado que intervenciones terapéuticas mediante programas computacionales serían capaces de generar cambios en la función cerebral, evidenciados a través de resonancia magnética funcional (FRM), con mejoría clínica en lenguaje, lectura y procesamiento fonológico. (60)
Al evaluar un niño es necesario diferenciar el habla, definida como el acto motor de comunicarse mediante la articulación de expresión verbal, del lenguaje, entendido como el conocimiento y uso de un sistema de símbolos usado para la comunicación interpersonal. El desarrollo del lenguaje se considera un muy sensible indicador del estado de desarrollo y es un factor predictivo de trastornos posteriores. El lenguaje comprende no sólo el habla, sino también el escuchar, comprender, y la comunicación por medios no verbales.
Etiología de retraso en adquisición de lenguaje
Aunque retraso del lenguaje no es sinónimo de retraso mental, éste es la causa más frecuente de retraso del lenguaje, y todos los niños con RM presentan algún grado de retraso del lenguaje. (61)
Aunque menos frecuente que el retardo mental, más importante aun es la pesquisa de hipoacusia. Entre 1 a 6 por mil recién nacidos presenta pérdida auditiva significativa, (62) la que es necesario detectar en forma precoz (al menos antes de los 3 meses de edad) para lograr un mejor desarrollo especialmente de lenguaje. (63)
Un aspecto debatido es el rol de la otitis media con líquido como causa de retraso de lenguaje. Una revisión reciente (meta-análisis) mostró una asociación de leve a inexistente entre la hipoacusia asociada a esta entidad y el posterior desarrollo de habla y lenguaje. (64)
Otros cuadros a considerar en un niño con retardo en la adquisición de las habilidades lingüísticas incluyen el autismo infantil, los trastornos específicos del lenguaje, algunas enfermedades metabólicas, trastornos motores severos (anartria) y un ambiente extremadamente empobrecido.
Repercusiones de los trastornos de lenguaje
Un estudio en Nueva Zelanda identificó niños de tres años con retraso de lenguaje. Un 2.6 % presentaban compromiso sólo de la comprensión, y porcentajes similares presentaban déficit de la expresión y globales. Evaluados a los 7, 9 y 11 años, comparados con los controles, presentaban en promedio resultados estadísticamente significativos más bajos en cuociente de inteligencia y pruebas de lectura. Los grupos con retraso de la comprensión y retraso global tenían considerablemente más problemas del comportamiento que el resto de la muestra. Los resultados de este estudio confirman la importancia de las alteraciones del lenguaje como predictores de inteligencia bajo el promedio, problemas de la lectura y del comportamiento. (65) Esto hace tener especial cuidado con el “retraso simple de lenguaje”, diagnóstico frecuente especialmente entre profesionales de la salud no médicos, considerado de buen pronóstico pese a la escasa información disponible, (66) y que es un término que no aparece en las clasificaciones de trastornos del lenguaje más aceptadas. (67)
El rol de la terapia de lenguaje también ha sido objeto de estudio, buscando la mejor manera de ayudar a este grupo de niños. En una revisión reciente, se evidencia la falta de estudios metodológicamente adecuados y se concluye que la terapia de lenguaje sería efectiva, comparada con un control expectante, sólo en aquellos niños sin trastornos de la comprensión. (68)