Más de la mitad de todos los segundos embarazos que fueron interrumpidos, eran fetos femeninos, generando el desbalance de género que existe actualmente
Los abortos forzados en China no son algo del pasado. Bajo la política de un solo hijo, muchas mujeres con embarazos avanzados todavía son forzadas a abortar a sus bebés. Las autoridades provinciales chinas son responsables de esterilizaciones masivas obligatorias; los abortos frecuentemente son realizados por personal poco entrenado, y en condiciones antihigiénicas.
"La estrategia de un solo hijo, causa más violencia hacia las mujeres y jóvenes que cualquier otra política sobre la faz de la tierra", dijo Reggie Littlejohn, una experta en la política de un sólo hijo, y presidente de la recientemente fundada “Women's Rights Without Frontiers. "Abortos y esterilizaciones forzadas son métodos inaceptables para el control de población". Ella dice que cuando en un país hay libertad de expresión, las personas son capaces de mantener un debate civilizado y encontrar una solución.
Muchas mujeres desarrollan problemas críticos de salud para el resto de sus vidas y el impacto emocional que resulta de un aborto forzado, contribuye al aumento en la tasa de suicidios femeninos, dice Reggie.
Según un informe de la National Public Radio (NPR), en la provincia de Guangxi, la devota cristiana y anti-abortista Wei Linrong, fue inyectada por la fuerza con un veneno que mató a su nonato. Diez funcionarios de planificación familiar estuvieron en su casa y la llevaron a ella y a su marido a una maternidad.
Wei estuvo soportando contracciones durante 16 horas, hasta que su bebé, ya muerto, emergió ennegrecido por los efectos de las drogas. El cuerpo fue tratado como basura por las enfermeras. Según NPR Wei estaba embarazada de siete meses.
He Caigan, madre soltera de 19 años de edad, fue obligada con el mismo procedimiento a perder su bebé de nueve meses, según el reporte de NPR. El procedimiento le causó un prolongado malestar, dolor físico y traumas emocionales.
La política de un solo hijo fue introducida en 1979 para solucionar el aparente crecimiento poblacional. Anteriormente, en la década del '50 bajo la dictadura de Mao Zedong, los chinos fueron alentados a tener más hijos con el objetivo de acrecentar drásticamente la fuerza laboral y militar.
13 millones de abortos por año
China Daily, un periódico controlado por el régimen, publicó recientemente los datos sobre abortos y nacimientos anuales: 13 millones de abortos y 20 millones de nacimientos, según la Comisión Nacional de Planificación Familiar de China.
El reciente artículo de China Daily, citado por un informe de la BBC, atribuye el alto número de abortos a la falta de educación sobre anticoncepción. Sin embargo, los expertos dicen que la mayoría de los abortos se deben a la política de un solo hijo.
"[Estamos] casi seguros, que la mayoría de los 13 millones de abortos son forzados", dice Colin Mason, quien en marzo condujo una investigación de campo en las provincias de Guangdong y Guanxi, para el Population Research Institute, organización sin fines de lucro con base en Virginia (EE.UU.) Estas dos provincias son ejemplos "modelos" en China, donde la política de un solo hijo es impuesta estrictamente, logrando alcanzar la cifra de cupos para los nacimientos. Basado en su experiencia en China, Mason dijo que si el gobierno lo permitiese, la mayoría de las personas desearían tener más de un hijo.
La consecuencia más inmediata de la política de un solo hijo es el daño que provoca a mujeres y niños.
Bajo la política de un solo hijo, las parejas chinas tienen que pedir un permiso de nacimiento antes de dar a luz. Las mujeres solteras tienen prohibido tener niños, y las casadas que ya tienen uno deben utilizar el DIU (dispositivo intrauterino). Se obliga a esterilizarse a las mujeres con uno, o con dos o más hijos.
La política de un solo hijo se impone estrictamente
Según Littlejohn, las medidas tomadas para reforzar la política de un solo hijo, incluyen multas exorbitantes, abortos forzados y esterilizaciones, detención arbitraria, tortura, y secuestro de los hijos. El método más común es un impuesto de compensación social. Aquellos que tienen embarazos no planeados, pueden ser multados con un importe que va desde la mitad del salario anual, hasta diez veces su valor. Agregó que el impacto emocional que resulta de los abortos, contribuye al alto número de suicidios de mujeres en China.
En todo el país, la propaganda advirtiendo sobre la trasgresión de esta política, está en pasacalles, en carteleras oficiales, en postes de electricidad y cabinas telefónicas. Algunos de ellos amenazan a los infractores con esterilizaciones.
Los carteles de años anteriores eran más severos, con slogans como: "un niño más lleva a una tumba más" y "Críe menos niños pero más cerdos".
La política de un solo hijo es impuesta en el ámbito local y provincial. En cada nivel del gobierno se extiende a escala nacional. Por obtener un cierto número de esterilizaciones en sus áreas, a los funcionarios locales en la provincia de Gansu, se los recompensa monetariamente, y son ascendidos en sus cargos, según el informe anual de la Comisión Ejecutiva Parlamentaria sobre China, del Departamento de Estado de EE.UU.
Bob Fu, fundador y presidente de China AID, una organización cristiana sin fines de lucro con base en EE.UU. enfocada en los derechos humanos en China, contó que la política de un solo hijo puso en peligro a su familia.
Cuando su esposa se embarazó, él era profesor de inglés en la Beijing School para el partido comunista. La pareja no tenía el permiso de nacimiento expedido por su unidad de trabajo. Escaparon a Hong Kong para eludir las presiones del estado.
La cuñada de Fu también se embarazó, quedando expuesta a las sanciones por violar la política de un solo hijo. Salió corriendo de su hogar para escapar de los funcionarios de planificación familiar; en la medianoche su esposo fue detenido en la oficina gubernamental y recibió una golpiza brutal.
Si en una familia una persona es acusada de tener un embarazo no planeado, el resto de la familia también es culpable. Vecinos, padres, abuelos, todos pueden ser detenidos en prisión o ser presionados económicamente.
"La vida no es buena para los chinos, no por la superpoblación, sino por la política del gobierno", dijo Fu.
El activista ciego Chen Guangcheng, se atrevió a publicar las estadísticas de abortos forzados y esterilizaciones obligadas por las autoridades, de miles de mujeres en Linyi, provincia de Shandong. Él fue encerrado y torturado, y su familia está vigilada durante las 24 hs, según informes posteriores.
Las cifras de niños abandonados también están aumentando. Muchos divorcios generan el abandono de los niños por los padres, porque la política previene sobre tener otros hijos en un nuevo matrimonio. Los niños abandonados se vuelven indigentes e ilegales, sin acceso al control médico o a la educación. Lo mismo sucede con aquellos niños cuyos padres no obtuvieron un permiso de nacimiento.
A pesar de que las consecuencias de estas políticas son muy duras, las publicaciones del partido comunista chino hablan sobre ellas en términos diferentes. En la Conferencia de Asia-Pacífico de Cooperación Económica del 2007, en Australia, por ejemplo, el material promocional de China sobre el cambio presentaba una ecuación entre las vidas humanas y las emisiones de carbono, diciendo: "gracias a la política de planificación familiar que China estableció desde la década del '70, el crecimiento poblacional ha disminuido más de 300 millones, equivalentes a la reducción de la emisión anual de CO2 de 1.2 billones de toneladas".
La superpoblación no es el problema
Los funcionarios enfatizan que la política de un solo hijo permanecerá inalterada en la mayor parte de China y continuará siendo "estrictamente impuesta para controlar los nacimientos en las década por venir, ya que la sobrepoblación es todavía una preocupación importante", según Xinhua, el medio oficial del régimen.
"No es así", dice el Dr. Nicholas Eberstadt, economista político, demógrafo, y consejero senior de Nacional Board of Asian Research. Él comenta que, considerando la falta de migraciones para las próximas dos décadas, los patrones de fertilidad de China están por debajo de los niveles necesarios para la estabilidad de la población.
Además, habrá una gran población de personas que no podrán casarse, hombres jóvenes impacientes que no encontrarán pareja en las siguientes períodos, según el Dr. Eberstadt.
Un estudio publicado en el British Medical Journal en 2005, muestra que los hombres menores de 20 años, exceden por 32 millones al grupo de mujeres de la misma de edad.
Normalmente, por cada 103 a 105 bebés varones nacen 100 femeninas, dice Eberstadt. Sin embargo en China, "las bisagras biológicas han derribado la puerta".
La tasa de nacimientos de niños en las áreas rurales es alta, llegando a 130 niños nacidos por cada 100 niñas.
De acuerdo a las costumbres culturales, las familias prefieren a los niños en vez que las niñas, porque creen que los hombres pueden mantener mejor a una familia cuando sus padres llegan a la vejez. Esta preferencia cultural, combinada con la política de un solo hijo, originó una excesiva población masculina, explica Eberstatdt.
Según sus estimaciones, más de la mitad de todos los segundos embarazos que fueron interrumpidos, eran fetos femeninos, explicando así el desbalance de género que China enfrenta actualmente.
"Los dirigentes chinos sólo tienen que chasquear sus dedos para que la política coercitiva desaparezca", dice Eberstadt.