Hay largas listas de espera para adoptar niñas de entre 0 y 2 años.
por Blanca Rudilla
En el mundo occidental la adopción internacional surge en los años sesenta como reacción solidaria y humanitaria a la situación de muchos niños víctimas de los conflictos bélicos. Así, la idea de la adopción como opción de formar una familia no surgirá hasta poco después, como consecuencia de la disminución de la natalidad y el descenso de la adopción nacional.
En nuestro país, España, la adopción internacional comienza mucho después que en el resto de los países europeos, y no se produce hasta los años ochenta, cuando la posibilidad de acudir a una adopción nacional se reduce considerablemente, y los períodos de espera se alargan indefinidamente. Pese a esta demora, en escasos diez años, nuestro país se ha convertido en el segundo del mundo en número de solicitudes, detrás de Estados Unidos.
Habitualmente la concepción occidental de la adopción internacional parte de la visión de un mundo desarrollado que plantea la familia adoptiva como el mejor lugar para un pequeño que la necesita. Bien porque su familia biológica no posee los recursos económicos necesarios y lo abandona o entrega voluntariamente a una institución u organismo, o bien por que el país donde reside no puede mantenerle adecuadamente ni ofrecerle un hogar donde crecer y ser feliz, algo a lo que todo niño, por el hecho de nacer, tiene derecho.
Esta concepción, que en principio está bien planteada, a veces choca con el hecho de que la adopción es una medida de protección del menor, ya que es el niño el que tiene derecho a una familia y no la familia a un niño, y por este motivo los procesos de adopción internacional con los diferentes países, son complejos y largos.
Frases como “con tantos niños abandonados que se mueren de hambre en el mundo, no entiendo por qué ponen problemas para adoptarlos”; “si para ser padre biológico nadie nos evalúa, por qué sí lo hacen para ser padres adoptivos”, expresan la incomprensión y a veces desesperación de muchas familias adoptantes, ante el largo y complicado camino que tienen que recorrer para finalmente, poder abrazar al pequeño/a que en su día será su hijo/a.
Los largos trámites
Lo cierto es que a veces no es fácil comprender que muchos de los niños que se mueren de hambre en esos países no pueden ser adoptados porque no tienen ningún tipo de documentación, y que la mayoría de los países de donde proceden los menores en adopción internacional tienen escasos recursos para dedicarse a legalizar y documentar a sus pequeños, porque como prioridades de Estado tienen que cubrir otras necesidades. A menudo, en algunos países, los trámites para poder declarar a un menor como susceptible de ser adoptado se demora durante muchos años, y ello impide tristemente que los menores puedan salir en adopción en el momento de ser abandonados.
También es complicado para algunos comprender que en estos momentos hay más solicitudes de adopción de menores sanos de 0 a 2 años que niños susceptibles de ser adoptados y que, por ello, hay muchas familias que tienen que esperar en un país más de cuatro años para poder adoptar a un menor de estas características, mientras en ese país hay muchísimos menores de otras y más mayores, que podrían ser adoptados inmediatamente.
En estos momentos se ha pasado de que existiera una larga lista de niños a la espera de familias, a una larga lista de familias a la espera de que abandonen menores, preferiblemente niña de 0 a 2 años.
En un principio, la adopción internacional surgió sin normas ni leyes, las familias adoptantes viajaban y recogían a los pequeños que más les gustaban pagando por ellos las cifras que terceros e intermediarios les pedían. Esta situación dio lugar a muchos abusos, secuestros y tráfico infantil que obligó a que los diferentes estados adoptaran medidas de control, y procedimientos que garantizaran la protección de los niños en adopción internacional que se han plasmado en normas y leyes y que, al ponerlas en práctica, han supuesto la necesidad de seguir unos procesos largos y a veces, incomprensibles para los padres adoptantes.
En concreto, en España, las personas interesadas en iniciar un proceso de adopción internacional deben presentar una solicitud ante los Servicios de Protección de Menores en la Comunidad Autónoma de residencia, junto con la documentación que les requieran. Una vez realizado este trámite, en la mayoría de los casos, deberán realizar un proceso de preparación, cuya duración variará según la Comunidad Autónoma en el que se pretende ayudar a los solicitantes a reflexionar sobre las motivaciones para la adopción, la realidad y particularidades de la adopción internacional, así como sus expectativas en relación a su futuro hijo adoptado.
Proceso de adopción
Realizado el curso de formación correspondiente, el solicitante ya estará preparado para realizar el estudio de valoración de la capacidad, la aptitud y la motivación de la adopción, que será en todo caso realizado por un psicólogo y trabajador social. Éste emitirá un informe que dará lugar al correspondiente Certificado de Idoneidad o en su caso de no idoneidad, que emite la autoridad competente en los Servicios Sociales, y con el que se garantiza al país que recibirá la solicitud de adopción internacional de un menor, que el solicitante es capaz para hacerse cargo permanentemente del cuidado y atención de un menor.
Cuando se ha obtenido el Certificado de Idoneidad es el momento de preparar el expediente con los documentos exigidos por el país donde se vaya a enviar la solicitud de adopción. La tramitación de este expediente se podrá realizar, dependiendo de lo que legalmente se establezca por el citado país, a través de la Administración Pública Española o de una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI), en cuyo caso será responsabilidad de la entidad la gestión, y realización de todos los trámites.
Una vez enviada la solicitud de adopción con la documentación requerida por el país, legalizada y correctamente traducida, al organismo competente, será decisión de éste, aprobar o no la solicitud, y proceder en los plazos que estimen a la proposición de la adopción del menor que mejor se adapte a las características de los solicitantes. La asignación propuesta, junto con la información del menor, deberá ser recibida en primer lugar por los Servicios Sociales que declararon la idoneidad de los solicitantes, con el fin de darle o no su conformidad. Una vez aprobada la asignación será presentada a la familia.
Es el país de origen de los niños el que indica cuándo y como puede ir la familia adoptante a recoger al menor, ya que la legislación de éste es la que regula el proceso a seguir y la forma en que se llevará a cabo la adopción. En cada país es diferente, en algunos es necesario seguir un proceso judicial para constituir la adopción, como el caso de Rusia; en otros el procedimiento es administrativo, como en China y Vietnam; y en otros los menores no salen en adopción, sino en algo similar a un preacogimiento adoptivo, como en India y Filipinas.
Sea cual sea el sistema y procedimiento establecido para la constitución de la adopción, antes de salir al país la familia deberá acudir al Consulado español del país correspondiente para legalizar la documentación de adopción entregada y solicitar la inscripción de la adopción y/o el visado de entrada a España.
Hay quien dice que la adopción es un largo camino que finaliza cuando abrazas a tu hijo. Yo soy de las que piensan que ese momento es precisamente el del inicio del camino, es cuando se inicia la andadura de lo que será un futuro en familia. Quedan atrás los momentos de ansiedad y nervios, se te olvida lo largo y tedioso que ha sido el proceso previo, es el momento de conocerse y adaptarse y, sobre todo, de quererse como jamás imaginaste que lo harías, y porque es cierto que el amor no tiene fronteras.
En el mundo occidental la adopción internacional surge en los años sesenta como reacción solidaria y humanitaria a la situación de muchos niños víctimas de los conflictos bélicos. Así, la idea de la adopción como opción de formar una familia no surgirá hasta poco después, como consecuencia de la disminución de la natalidad y el descenso de la adopción nacional.
En nuestro país, España, la adopción internacional comienza mucho después que en el resto de los países europeos, y no se produce hasta los años ochenta, cuando la posibilidad de acudir a una adopción nacional se reduce considerablemente, y los períodos de espera se alargan indefinidamente. Pese a esta demora, en escasos diez años, nuestro país se ha convertido en el segundo del mundo en número de solicitudes, detrás de Estados Unidos.
Hoy hay más solicitudes que niños susceptibles de ser adoptados |
Esta concepción, que en principio está bien planteada, a veces choca con el hecho de que la adopción es una medida de protección del menor, ya que es el niño el que tiene derecho a una familia y no la familia a un niño, y por este motivo los procesos de adopción internacional con los diferentes países, son complejos y largos.
Frases como “con tantos niños abandonados que se mueren de hambre en el mundo, no entiendo por qué ponen problemas para adoptarlos”; “si para ser padre biológico nadie nos evalúa, por qué sí lo hacen para ser padres adoptivos”, expresan la incomprensión y a veces desesperación de muchas familias adoptantes, ante el largo y complicado camino que tienen que recorrer para finalmente, poder abrazar al pequeño/a que en su día será su hijo/a.
Los largos trámites
Lo cierto es que a veces no es fácil comprender que muchos de los niños que se mueren de hambre en esos países no pueden ser adoptados porque no tienen ningún tipo de documentación, y que la mayoría de los países de donde proceden los menores en adopción internacional tienen escasos recursos para dedicarse a legalizar y documentar a sus pequeños, porque como prioridades de Estado tienen que cubrir otras necesidades. A menudo, en algunos países, los trámites para poder declarar a un menor como susceptible de ser adoptado se demora durante muchos años, y ello impide tristemente que los menores puedan salir en adopción en el momento de ser abandonados.
También es complicado para algunos comprender que en estos momentos hay más solicitudes de adopción de menores sanos de 0 a 2 años que niños susceptibles de ser adoptados y que, por ello, hay muchas familias que tienen que esperar en un país más de cuatro años para poder adoptar a un menor de estas características, mientras en ese país hay muchísimos menores de otras y más mayores, que podrían ser adoptados inmediatamente.
En estos momentos se ha pasado de que existiera una larga lista de niños a la espera de familias, a una larga lista de familias a la espera de que abandonen menores, preferiblemente niña de 0 a 2 años.
Es el país de origen del menor el que indica cuándo y cómo recoger al niño |
En concreto, en España, las personas interesadas en iniciar un proceso de adopción internacional deben presentar una solicitud ante los Servicios de Protección de Menores en la Comunidad Autónoma de residencia, junto con la documentación que les requieran. Una vez realizado este trámite, en la mayoría de los casos, deberán realizar un proceso de preparación, cuya duración variará según la Comunidad Autónoma en el que se pretende ayudar a los solicitantes a reflexionar sobre las motivaciones para la adopción, la realidad y particularidades de la adopción internacional, así como sus expectativas en relación a su futuro hijo adoptado.
Proceso de adopción
Realizado el curso de formación correspondiente, el solicitante ya estará preparado para realizar el estudio de valoración de la capacidad, la aptitud y la motivación de la adopción, que será en todo caso realizado por un psicólogo y trabajador social. Éste emitirá un informe que dará lugar al correspondiente Certificado de Idoneidad o en su caso de no idoneidad, que emite la autoridad competente en los Servicios Sociales, y con el que se garantiza al país que recibirá la solicitud de adopción internacional de un menor, que el solicitante es capaz para hacerse cargo permanentemente del cuidado y atención de un menor.
Cuando se ha obtenido el Certificado de Idoneidad es el momento de preparar el expediente con los documentos exigidos por el país donde se vaya a enviar la solicitud de adopción. La tramitación de este expediente se podrá realizar, dependiendo de lo que legalmente se establezca por el citado país, a través de la Administración Pública Española o de una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI), en cuyo caso será responsabilidad de la entidad la gestión, y realización de todos los trámites.
Una vez enviada la solicitud de adopción con la documentación requerida por el país, legalizada y correctamente traducida, al organismo competente, será decisión de éste, aprobar o no la solicitud, y proceder en los plazos que estimen a la proposición de la adopción del menor que mejor se adapte a las características de los solicitantes. La asignación propuesta, junto con la información del menor, deberá ser recibida en primer lugar por los Servicios Sociales que declararon la idoneidad de los solicitantes, con el fin de darle o no su conformidad. Una vez aprobada la asignación será presentada a la familia.
Es el país de origen de los niños el que indica cuándo y como puede ir la familia adoptante a recoger al menor, ya que la legislación de éste es la que regula el proceso a seguir y la forma en que se llevará a cabo la adopción. En cada país es diferente, en algunos es necesario seguir un proceso judicial para constituir la adopción, como el caso de Rusia; en otros el procedimiento es administrativo, como en China y Vietnam; y en otros los menores no salen en adopción, sino en algo similar a un preacogimiento adoptivo, como en India y Filipinas.
Sea cual sea el sistema y procedimiento establecido para la constitución de la adopción, antes de salir al país la familia deberá acudir al Consulado español del país correspondiente para legalizar la documentación de adopción entregada y solicitar la inscripción de la adopción y/o el visado de entrada a España.
Hay quien dice que la adopción es un largo camino que finaliza cuando abrazas a tu hijo. Yo soy de las que piensan que ese momento es precisamente el del inicio del camino, es cuando se inicia la andadura de lo que será un futuro en familia. Quedan atrás los momentos de ansiedad y nervios, se te olvida lo largo y tedioso que ha sido el proceso previo, es el momento de conocerse y adaptarse y, sobre todo, de quererse como jamás imaginaste que lo harías, y porque es cierto que el amor no tiene fronteras.