Videoconsolas, ordenadores, muñecas que toman el biberón y hablan, juguetes electrónicos, etc., han desplazado durante los últimos años aquellos juegos que fruto de la imaginación o de ciertas habilidades y destrezas divertían a nuestra generación y a las anteriores. Hoy día, en cambio, nuestros hijos no se conforman si no tienen el último juguete en salir al mercado. Esta situación denota que actualmente muchos niños no saben jugar sin juguetes y que, más que una forma de entretenerse y de aprender, el juego se ha convertido en un capricho. En el reportaje de este mes en Entre padres recuperamos el juego tradicional y sus beneficios y analizamos la necesidad de estimular la imaginación de niños y jóvenes como una de las claves para su desarrollo personal.
EN ESTE REPORTAJE:
Aprender a jugar
"Veo, veo, ¿qué ves?...", "El patio de mi casa es particular...", etc. ¿Cuántos niños de hoy en día han jugado alguna vez a estos juegos? Seguramente muchos de ellos no han oído nunca hablar de juegos en los cuales los protagonistas no son el superhéroe de turno o el videojuego más vendido, sino su imaginación, su creatividad, su colaboración y su destreza. Sin embargo, losjuegos tradicionales, más allá de estar a la última en tecnología, son una forma de entretenimiento divertida a la vez que pedagógica y socializadora, fundamental en la educación de nuestros hijos.
En este sentido, es importante tener presente que a través del juego el niño expresa sus sentimientos, alivia tensiones emocionales como la ansiedad y el estrés, y permite canalizar la agresividad, así como ayuda a afrontar miedos. Así pues, que nuestros hijos aprendan a jugar desde que nacen es una de las responsabilidades de los padres. El juego es importante a cualquier edad y es un recurso más a tener en cuenta en el contexto educativo y familiar.
El poder del juguete
Según la Encuesta Europea Duracell de Juguetes, realizada en 9 países de la Unión Europea, los niños españoles escogen mayoritariamente (56%) los juguetes para sus ratos de ocio, por encima de la media de los chavales comunitarios, que lo hacen en el 51% de los casos. Les siguen, por orden de preferencias, la televisión, los videojuegos y las actividades al aire libre.
Si bien niños y jóvenes están demasiado acostumbrados a tener todo lo que piden y el juguete tiene el poder, los expertos recomiendan no atender todas las demandas de niños y jóvenes. El psicólogo infantil Pablo Grosz, en un artículo publicado en la revista "Padres OK", advierte que "los niños son complacidos en todas sus demandas por la creencia que se tiene del 'cómo no voy a dar si tengo'. Los padres no deberían dar todo y no sólo por falta de dinero, sino porque se debe enseñar que en la vida no se puede tener todo".
Para Miguel Ángel Conesa, psicólogo y escritor, "si algún pariente escapa del control familiar y regala un juguete que los padres no consideran adecuado, entonces hay que ser coherentes y no dejar entrar ese juego en casa, a pesar de los disgustos. Es duro, pero si ya antes se ha dicho a los parientes que no queremos ese juego para nuestro hijo, pues no lo queremos, porque de otra forma perdemos toda la credibilidad ante el niño y cuando se trate de otro ‘juego’ tampoco nos hará caso. Por lo tanto, recurriremos a la opción de cambiarlo por otro o devolverlo, bien acompañados por el familiar o no, explicando los motivos que llevan a tomar esta decisión".
Un estímulo a la imaginación
Una alternativa para no comprar tantos juguetes y, a la vez, para pasar más rato en familia esdivertirse sin juguetes. Conesa afirma que "es importante que los progenitores jueguen con los niños, porque muchas veces bajo capa de regalar todo lo que piden se está ocultando un sentimiento de culpa por no poder estar con ellos o no poder dedicarles más tiempo. El mejor juego es el que sirve para que juguemos con ellos. Así transmitimos nuestro entusiasmo".
Los juegos que no requieren de juguetes, además de su aspecto lúdico y placentero, fomentan el desarrollo de habilidades esenciales como la psicomotricidad, el lenguaje o la creatividad. Es decir, entretienen y favorecen el desarrollo infantil en todas sus facetas: intelectual, motora, social, afectiva, lingüística, etc. No obstante, si bien este tipo de juegos requieren en su mayoría jugar en compañía, los padres disponemos de poco tiempo libre para ello. Por esta razón, a menudo optamos por los juguetes prefabricados como alternativa a nuestra ausencia en el ocio de nuestros hijos.
Sin embargo, aunque los niños no juegan para aprender, aprenden jugando. Existe un acuerdo universal entre todos los psicólogos y educadores de que jugar es aprender y que, durante el juego, los niños desarrollan nuevas habilidades y prueban diferentes papeles. En este sentido, un resumen de más de 40 estudios mostró que el juego se encuentra significativamente relacionado con:
- La resolución creativa de problemas
- El comportamiento corporativo
- El pensamiento lógico
- Los coeficientes de inteligencia
- La capacidad de integración y liderazgo
Además, los expertos coinciden en afirmar que los niños que no juegan, o que no juegan tanto como otros niños, tienen un mayor riesgo de déficit psicológico, intelectual y social. Para aprovechar plenamente los beneficios de jugar, los niños necesitan adultos que les apoyen, que reconozcan el valor del juego y que los estimulen ofreciéndoles un ambiente seguro para jugar.
Los juegos que no requieren de juguetes, además de
su aspecto lúdico y placentero, fomentan el
desarrollo de habilidades esenciales como la
psicomotricidad, el lenguaje o la creatividad
su aspecto lúdico y placentero, fomentan el
desarrollo de habilidades esenciales como la
psicomotricidad, el lenguaje o la creatividad
Un tipo de juego para cada edad
Si bien existe una clasificación de los juguetes por edades, tal como
explicábamos en unmonográfico previo de Entre padres, también los roles
que tenemos los padres en relación al juego que compartimos con nuestros
hijos van cambiando a lo largo de crecimiento. Según la Fundación Crecer
Jugando, estas son las funciones que debemos desempeñar por edades.
explicábamos en unmonográfico previo de Entre padres, también los roles
que tenemos los padres en relación al juego que compartimos con nuestros
hijos van cambiando a lo largo de crecimiento. Según la Fundación Crecer
Jugando, estas son las funciones que debemos desempeñar por edades.
- En la edad temprana ayudaremos a los hijos a que
- vayan acercándose al mundo a través de sus
- sentidos, a que extraigan todas las posibilidades
- lúdicas de un juego. En definitiva, a que descubran
- nuevas experiencias. Nuestros papel pues, será el
- de motivar y favorecer un tipo de juego
- determinado. Son indicados los juegos de miradas,
- de regazo, canciones de cuna...
- A partir de los 3-4 años aproximadamente debemos
- acompañar en el juego. Es decir, seguiremos
- guiando y motivando, pero también jugaremos
- compartiendo, no sólo ayudando. Los juegos de
- imitación de la vida de los adultos así como las
- primeras conversaciones aparecen en esta edad.
- A partir de los 6-7 años, el compartir se convierte
- en algo más. Es colaborar, competir, favorecer un
- juego en el que permitamos a nuestros hijos que se
- sientan más iguales, donde respetemos las normas y
- ayudemos a que se respeten. Aquí, los niños podrán
- mostrarse tal como son. Los juegos motrices en
- grupo nos proporcionarán momentos muy divertidos.
- A partir de los 9 años aproximadamente, nos
- convertiremos en auténticos compañeros de juego. Ya
- no es tan importante el que motivemos, sino el que
- nos perciban como jugadores entregados, tanto a la
- competición como a la cooperación. El juego y la
- comunicación se convertirán durante toda la vida en
- perfectos aliados y nutrirán las relaciones
- familiares.
La importancia de jugar con nuestros hijos
La búsqueda de un hueco en nuestra apretada agenda para jugar con
los hijos es casi tan importante para el desarrollo de los niños
como una buena alimentación. Sin embargo, no es tarea fácil. A
muchos los padres y madres les puede resultar tedioso y, además,
requiere un esfuerzo en el día a día marcado por el estrés y el
poco tiempo libre.
los hijos es casi tan importante para el desarrollo de los niños
como una buena alimentación. Sin embargo, no es tarea fácil. A
muchos los padres y madres les puede resultar tedioso y, además,
requiere un esfuerzo en el día a día marcado por el estrés y el
poco tiempo libre.
El juego es especialmente importante hasta los tres años de edad,
dado que en ese periodo de tiempo los niños juegan menos entre sí
y prefieren a sus padres. En esta línea, diversos estudios
demuestran que las familias que han hecho del juego una base de
unión en la infancia han tenido menos problemas en la turbulenta
etapa de la adolescencia. Así pues, los expertos recomiendan a
los padres dedicar al menos media hora diaria a jugar con sus
hijos. Pero se pueden tener muy buenas intenciones y no saber
cómo hacer ese encuentro atractivo y beneficioso.
dado que en ese periodo de tiempo los niños juegan menos entre sí
y prefieren a sus padres. En esta línea, diversos estudios
demuestran que las familias que han hecho del juego una base de
unión en la infancia han tenido menos problemas en la turbulenta
etapa de la adolescencia. Así pues, los expertos recomiendan a
los padres dedicar al menos media hora diaria a jugar con sus
hijos. Pero se pueden tener muy buenas intenciones y no saber
cómo hacer ese encuentro atractivo y beneficioso.
El juego, clave para el desarrollo de los niños
Un informe publicado por la Academia Americana de Pediatría (AAP)
destaca que el juego permite a los niños expresar su creatividad
y desarrollar su imaginación, su destreza manual y sus aptitudes
físicas, cognitivas y emocionales, por lo que es importante para
el desarrollo saludable del cerebro. Entre las virtudes del
juego destaca también que cuando se juntan varios niños aprenden
a trabajar en grupo, a compartir, negociar, resolver conflictos y
a defender sus puntos de vista. Y cuando tienen ocasión de jugar
con sus padres, los niños perciben que los adultos les prestan
toda su atención y contribuye a construir relaciones duraderas.
destaca que el juego permite a los niños expresar su creatividad
y desarrollar su imaginación, su destreza manual y sus aptitudes
físicas, cognitivas y emocionales, por lo que es importante para
el desarrollo saludable del cerebro. Entre las virtudes del
juego destaca también que cuando se juntan varios niños aprenden
a trabajar en grupo, a compartir, negociar, resolver conflictos y
a defender sus puntos de vista. Y cuando tienen ocasión de jugar
con sus padres, los niños perciben que los adultos les prestan
toda su atención y contribuye a construir relaciones duraderas.
En este sentido, según un estudio del Colegio de Pedagogos de
Cataluña, el juego duplica la capacidad de concentración y de
memoria del niño, por lo que el aprendizaje resulta más sencillo
cuando realiza este tipo de actividad.
Cataluña, el juego duplica la capacidad de concentración y de
memoria del niño, por lo que el aprendizaje resulta más sencillo
cuando realiza este tipo de actividad.
El juego es pues clave para el desarrollo de los niños, sobre
todo en las edades más tempranas, y es recomendable hacerlo en
compañía de los padres. Como ya hemos comentado, cuando los
pequeños juegan agudizan sus sentidos -el tacto, la vista y el
oído son básicos para ellos-, agilizan el movimiento de pies y
manos, y fortalecen su capacidad mental. Pero esta actividad no
sólo debe ser un mero entretenimiento, sino que ha de cumplir dos
objetivos: convertirse en uno de los principales hilos
conductores del amor entre padres e hijos y, al mismo tiempo,
tener una vocación educativa. Para que esto sea posible, el padre
y la madre deben aprender a jugar correctamente con los niños.
todo en las edades más tempranas, y es recomendable hacerlo en
compañía de los padres. Como ya hemos comentado, cuando los
pequeños juegan agudizan sus sentidos -el tacto, la vista y el
oído son básicos para ellos-, agilizan el movimiento de pies y
manos, y fortalecen su capacidad mental. Pero esta actividad no
sólo debe ser un mero entretenimiento, sino que ha de cumplir dos
objetivos: convertirse en uno de los principales hilos
conductores del amor entre padres e hijos y, al mismo tiempo,
tener una vocación educativa. Para que esto sea posible, el padre
y la madre deben aprender a jugar correctamente con los niños.
Elizabeth Fodor, psicopedagoga experta en juegos y autora, junto
a Montserrat Morán y Andrea Moleres, del libro "Todo un mundo de
sorpresas", asegura que "no importa tanto la cantidad (de juego)
como la calidad".
a Montserrat Morán y Andrea Moleres, del libro "Todo un mundo de
sorpresas", asegura que "no importa tanto la cantidad (de juego)
como la calidad".
El juego en casa
Es habitual que los padres no tengamos problemas para inventar
juegos para nuestros hijos cuando éstos ya tienen cuatro o cinco
años. No obstante, las dificultades surgen cuando los niños son
todavía unos bebés porque muchos padres tienen la idea
preconcebida de que no se percatan de lo que ocurre a su
alrededor. Pero en edades tempranas, los niños están deseando
ver cosas nuevas, escuchar ruidos distintos, tocar objetos
diferentes y, sobre todo, sentir el amor del padre y de la madre
a través de gestos afectuosos y palabras bonitas. Jugar es una
buena forma de demostrarles cariño y, a la vez, sirve a los
pequeños para despertar sus sentidos y fomentar algunas destrezas
básicas. "Hay que dar la oportunidad al niño para realizar una
actividad y motivarle con mucho amor, paciencia y una gran dosis
de alegría", insiste la psicopedagoga.
juegos para nuestros hijos cuando éstos ya tienen cuatro o cinco
años. No obstante, las dificultades surgen cuando los niños son
todavía unos bebés porque muchos padres tienen la idea
preconcebida de que no se percatan de lo que ocurre a su
alrededor. Pero en edades tempranas, los niños están deseando
ver cosas nuevas, escuchar ruidos distintos, tocar objetos
diferentes y, sobre todo, sentir el amor del padre y de la madre
a través de gestos afectuosos y palabras bonitas. Jugar es una
buena forma de demostrarles cariño y, a la vez, sirve a los
pequeños para despertar sus sentidos y fomentar algunas destrezas
básicas. "Hay que dar la oportunidad al niño para realizar una
actividad y motivarle con mucho amor, paciencia y una gran dosis
de alegría", insiste la psicopedagoga.
Por ello, se aconseja a los padres que dediquen al menos media
hora diaria a jugar con sus hijos. Aunque pueda parecer poco
tiempo, es suficiente si las actividades se realizan en
las condiciones adecuadas y los adultos las han pensado con
antelación y saben estimular a los niños. No se trata de jugar
mucho rato, sino de hacerlo bien. "Si el padre o la madre están
malhumorados o estresados por el trabajo, mejor que ese día no
jueguen con los pequeños porque se dan cuenta de todo y no se van
a concentrar", indica Fodor. Sólo en un ambiente idóneo y con la
pareja entregada los juegos son eficaces.
hora diaria a jugar con sus hijos. Aunque pueda parecer poco
tiempo, es suficiente si las actividades se realizan en
las condiciones adecuadas y los adultos las han pensado con
antelación y saben estimular a los niños. No se trata de jugar
mucho rato, sino de hacerlo bien. "Si el padre o la madre están
malhumorados o estresados por el trabajo, mejor que ese día no
jueguen con los pequeños porque se dan cuenta de todo y no se van
a concentrar", indica Fodor. Sólo en un ambiente idóneo y con la
pareja entregada los juegos son eficaces.
Por lo tanto, los padres debemos tener presente que el juego es
una actitud que nos permite, a adultos y a niños, disfrutar con
unas pompas de jabón o unas piedras lanzadas a un riachuelo para
que se las lleve la corriente. Y así debemos incorporarlo en su
educación:
una actitud que nos permite, a adultos y a niños, disfrutar con
unas pompas de jabón o unas piedras lanzadas a un riachuelo para
que se las lleve la corriente. Y así debemos incorporarlo en su
educación:
- Los padres debemos dejar a los niños su propio espacio
- pero vigilándoles y procurando que ellos mismos vayan
- descubriendo el tipo de juego que más les gusta.
- Es importante implicar el juego en las rutinas familiares
- que les puedan resultar nuevas como, por ejemplo,
- ayudándonos a colocar la compra, ordenando la habitación o
- planteando como un juego el hecho de meter los juguetes en
- una caja para ver cuántos caben.
Los expertos aconsejan a los padres que dediquen al menos media
hora diaria a jugar con sus hijos. Aunque pueda parecer poco
tiempo, es suficiente si las actividades se realizan en las
condiciones adecuadas y los adultos las han pensado con
antelación.
hora diaria a jugar con sus hijos. Aunque pueda parecer poco
tiempo, es suficiente si las actividades se realizan en las
condiciones adecuadas y los adultos las han pensado con
antelación.
Algunos juegos "de siempre"
Los juegos que divertían nuestra generación, la de nuestros
padres, etc., se practican cada vez menos. Bajo el lema
"Conservemos para nuestros nietos, los juegos de nuestros
abuelos", el portal Juegos sin juguetes rinde un pequeño
homenaje a este tipo de juegos y los exponen en su web
acompañados de las habilidades que se trabajan con cada uno.
padres, etc., se practican cada vez menos. Bajo el lema
"Conservemos para nuestros nietos, los juegos de nuestros
abuelos", el portal Juegos sin juguetes rinde un pequeño
homenaje a este tipo de juegos y los exponen en su web
acompañados de las habilidades que se trabajan con cada uno.
A continuación, detallamos algunos de estos juegos:
- ¿Quién es?: de entre un grupo de personas, sacamos fuera un
- jugador mientras elegimos a otro dentro. El jugador de fuera
- vuelve a entrar y debe adivinar a quién se ha escogido
- haciendo un máximo de 10 preguntas a base de adjetivos, como
- por ejemplo ¿Es alto? Las respuestas sólo podrán ser "sí" o
- "no".
- Piedra, papel o tijera: cada jugador esconde las manos en la
- espalda y prepara una postura de la mano. Después de decir
- "Piedra, papel o tijera", cada jugador muestra su mano. La
- piedra gana a la tijera, la tijera gana al papel, y el papel
- gana a la piedra.
- El teléfono: todos los jugadores forman un círculo y el
- primero en jugar hace una pregunta al oído al que tiene
- sentado a la derecha y este le da una respuesta. Así
- sucesivamente hasta que todos los jugadores han intervenido. A
- continuación se repasan las preguntas y las respuestas, que
- pueden ser de lo más divertidas.
- Sombras chinescas: consiste en idear figuras con las manos frente a una lámpara, proyectando la sombra en la pared de
- forma que seamos capaces de imitar los movimientos del animal
- o cosa que queremos.
- La rayuela: se traza en el suelo una cuadrícula de dos cuadros
- de ancho por cinco de largo y se numeran, del 1 al 10. Se
- lanza una piedra al dibujo y el jugador debe recorrer todos
- los cuadros, comenzando en el número 1 y llegando hasta el que
- contiene la piedra, saltando con un solo pie de cuadro en
- cuadro y sin pisar las líneas.
Cuando se acerca la hora de escribir la carta a los Reyes Magos
Antes de empezar a escribir la carta, nos puede ayudar hablar un rato con la niña o el niño sobre la figura de los Tres Reyes de Oriente – explicarle la historia como si fuese un cuento – y hacerle ver que en una sola noche los Reyes han de llegar a los hogares de todos los niños y niñas del mundo. Es importante hacerles entender que los Reyes no siempre pueden traer todo aquello que se les pide en la carta.
Una vez hecho este previo, es importante ver qué selección hace el niño o la niña de los juguetes. En un primer momento se le puede decir que haga un listado de todos los juguetes que quiere, y más tarde le ayudamos a escoger cuáles pedir y cuáles no. Es importante vigilar no caer en el exceso y fomentar la variedad.
Cuando se ha hecho la selección, ya podemos empezar a redactar la carta:
o Si es posible, una carta personalizada, hecha por el niño o la niña, ayudará a que se sienta más partícipe y la mande con más ilusión porque la habrá hecho él o ella.
o Enseñarle cómo se redacta una carta (encabezamiento, fecha, despedida…), ya que de esta manera le enseñamos a la vez pautas de redacción. Además, nos puede servir para educarle en valores tan fundamentales como es la generosidad o la preocupación hacia los demás.
o Una buena caligrafía, cuidar las faltas de ortografía y mantener la carta limpia, ayudará a los Reyes en su tarea de leer todas las cartas de las niñas y los niños.
o Orientar en la redacción, indicando que se dirige a unas Majestades y por tanto se ha de ser respetuoso e interesarse también por ellos. Evitar que la carta se convierta únicamente en un listado de juguetes.
o Motivarle a pedir otras cosas que no sean sólo juguetes para él: pensar en otros niños y niñas del mundo.
o Si como adultos también hacemos una carta, ayudemos al niño o a la niña a ver nuestro grado de coherencia, ya que así comprobará como tampoco pedimos demasiadas cosas y nos conformamos con lo que finalmente nos traen los Reyes.
Todas estas pautas se refieren a la redacción de la carta, pero también hay otras acciones que pueden ayudarnos
o Se puede recomendar a los padres y madres que vayan con sus hijos e hijas a ver tiendas de juguetes. Con esto conseguiremos que los adultos puedan hacerse una idea de los juguetes que piden sus niñas y niños, a la vez que orientarles en la demanda.
o Hace falta prepararse para la llegada de los Reyes. Esto significa que las habitaciones de los pequeños deberán estar ordenadas: los muñecos con las caras lavadas, el pelo peinado, los coches relucientes y bien aparcados, los cuentos recogidos… Si los Reyes pasan también por la clase, también deberemos asegurarnos de que el espacio esté ordenado.
o Si en el colegio se decide escribir también una carta colectiva, en este caso se recomienda que los niños y las niñas pidan un regalo común en beneficio de todo el colegio: por ejemplo, libros para la biblioteca lápices de colores para la clase. La inversión económica será mínima y a cambio las niñas y los niños pueden trabajar juntos para el bien común.
Imma Marín
Presidenta de IPA en España (Internacional Play Association) www.ipaspain.org
Directora de MARINVA Juego y educación www.marinva.es